Domaine Louis Lequin – Santenay

Nos sentimos enormemente felices por habernos encontrado en el camino con Antoine Lequin, responsable de la vinificación en el Domaine Louis Lequin del que es copropietario con su hermana Cécile. Sus vinos han significado un coup de coeur en toda regla.

La familia Lequin es una familia de viticultores desde 1604. Más de cuatro siglos contemplan por tanto al Domaine aunque es desde hace unos años que Antoine y Cécile, jóvenes pero sobradamente preparados, han tomado las riendas de este domaine de Santenay. Santenay es una denominación dentro de la Borgoña hacia la que cada vez se presta más atención. Es la denominación en la que termina la Côte d’Or y, curiosamente, es una zona mucho más de vinos tintos que de vinos blancos a diferencia de lo que ocurre en las vecinas Chassagne y Puligny. Pero no nos desviemos del tema, que hemos venido a hablar del Domaine Louis Lequin. Santenay siempre ha tenido un cierto carácter rústico, pero los Lequin trabajan con poca extracción y tienen el buen gusto de guardarnos las botellas unos años durante los cuales los vinos se afinan y permiten que la delicadeza borgoñona emerja para regocijo de los amantes de los grandes vinos finos de la Borgoña.

En el viñedo se trabaja con fertilizantes naturales y sin herbicidas, usando el laboreo tradicional para remover hierba cuando se considera necesario. La vinificación de los tintos combina el racimo entero y el despalillado en porcentajes variables y la crianza es en barrica de roble francés con porcentajes variables de roble nuevo en función de la cuvée. Los tintos son vinos finos que agradarán a los que adoran los vinos sutiles sin necesariamente demasiado color ni extracción. Vinos de elegancia borgoñona y frescura máxima. Los blancos, intensos y golosos, fermentan en barrica de roble francés, lo que obliga a tener una gran sensibilidad en la vinificación para no abrumar el vino con los tostados.

Louis Lequin Bourgogne Cote d’Or
Antoine y Cécile Lequin elaboran su Bourgogne Côte d’Or con la uva de la finca que heredaron de sus padres en Maranges. Es un vino crujiente, en la fruta, con su tanino un poco vivo aún. Es el único vino del Domaine que los Lequin no dejan envejecer en los calados de la bodega familiar en Santenay.

Louis Lequin Santenay Vielles Vignes
Podríamos decir que este Santenay Vielles Vignes es el vino emblema del Domaine Louis Lequin pues, no en vano, es el vino en el que ellos reconocen que se baten el cobre. Su idea es realizar un vino de viñas viejas (más de cuarenta años) que sea año tras año un fiel reflejo de la filosofía del Domaine. Poca capa pero sensacional a la vista. Nariz total de Santenay, perfumado, muy floral. Hay una fruta roja bonita con alguna hojarasca. En boca es serio, la nariz te hace esperarlo más goloso y sin embargo resulta seco, le viene bien un poco de aire para ganar expresividad en boca.

Louis Lequin Santenay Clos Rousseau
Poca capa, pero bastante entero y homogéneo, sin mucha variación de color. En nariz es quizá el más redondo. Tiene mucha especia que nos hace viajar media hora al norte, en concreto a Vosne y sus especias. Texturalmente en boca es increíble, es pura seda, las notas frutales y florales fluyen con ligereza, hay especias una acidez increíble. Sensacional en el estilo Louis Lequin.

Louis Lequin Santenay Le Passe Temps
Cuenta la tradición que en las puertas de este viñedo, con forma de Clos, se cobijaban los ancestros de los Antoine y Cécile Lequin a pasar el tiempo mientras esperaban inclemencias metereológicas que les obligaban a estar alerta. El vino es uno de los más famosos del Domaine y uno que se beneficia del tiempo de botella. Precioso a la vista con tonos anaranjados y poquísima capa. En nariz es muy equilibrado, es complejo y está todo ensamblado. En boca es delicioso, es pura fruta roja, fresas, el tanino es finísimo, tiene una acidez maravillosa.

Louis Lequin Pommard Les Noizons
Poca capa pero no tan poca como los Santenay. Tiene una viscosidad muy bonita en la copa, se nota al mover el vino en ella. En nariz es puro mineral. Grafito, mina de lápiz. Más seda en boca, en el final de boca vuelve el grafito y las especias. Refinadísimo. Quizá no es el Borgoña más complejo pero en el registro en el que se mueve se perdona. Tremendo.

Louis Lequin Corton Charlemagne Blanc
Pálido a la vista, con mucha mantequilla en nariz. En boca tiene mucho peso. Estamos ante uno de esos vinos en los que te quedas esperando un punch de acidez y aunque no termina de llegar ese punch que te haría ir a por el segundo sorbo, van saliendo cosas que lo mantienen interesante. Simplemente, Corton Charlemagne.

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