Podríamos empezar este texto diciendo que Xinomavro es nuestro dios griego y Thymiopoulos es nuestro Apostol, porque la verdad es que Apostolos Thymiopoulos es ese vigneron del Norte de Grecia que ha contribuido a poner la variedad autóctona Xinomavro en el mapa del vino mundial.
Ya están los de Coalla de nuevo con rarezas. Vinos de Grecia, y de una variedad impronunciable. Así somos. Siempre a la busca de vinos que nos toquen la fibra. Pero es que con Thymiopoulos los vinos no solo nos tocan la fibra, es que se beben con una facilidad tremenda. Vamos al lío.
La Xinomavro es una variedad autóctona que está plantada habitualmente en la zona Norte de Grecia. Es el caso de la zona de Naoussa, donde es la única variedad tinta aceptada. Se trata de una variedad productiva cuyo rendimiento hay que controlar ya que, cuando se controla el rendimiento da vinos que no son negros, ácidos y amargos (eso es lo que significa Xinomavro literalmente), sino que nos recuerdan a ratos a una Nebbiolo por su baja capa y su aroma muy floral y fragante, siendo su boca texturalmente similar a nuestra tempranillo. Además de a tintos florales y especiados, Apostolos Thymiopoulos elabora un rosado finíiiisimo que es todo flores y tiene una sapidez increíble en boca.
La Xinomavro, cuando no se controla, da lugar a vinos muy tánicos y ahí es donde Apostolos Thymiopoulos ha supuesto una diferencia. Viticultura orgánica, control de rendimientos, levaduras indígenas, vinificación y crianza en depósito grande… y ya lo tendríamos. Un gran vino griego que ahora forma parte de este exclusivo club de importaciones directas Coalla.
La finca donde Thymiopoulos elabora es una granja en equilibrio que no se centra en el monocultivo y en la que conviven las vides con animales como cabras, gallinas… No muy lejos de la idea japonesa del balance natural y el no intervencionismo.
Apostolos tuvo primero una tienda de vinos antes de retornar a la propiedad familiar (perdió a sus padres hace más de una década) y era habitual viajero por Europa junto con su buen amigo y mentor Haridimos Hatzidakis (el maestro de la Assyrtiko en Santorini), tristemente desaparecido en 2017. Esos viajes, en los que visitó a algunos viticultores orgánicos y biodinámicos, junto con ese contacto con el cliente final de la tienda le abrieron a un mundo de posibilidades y entendió que el vino debe ser fácil de beber, ligero, disfrutón. Eso son los vinos de Thymiopoulos, el apostol de la Xinomavro.
Los vinos
Thymiopoulos Xinomavro Jeunes Vignes
Monovarietal de Xinomavro de las viñas más jóvenes de Thymiopoulos. Resulta brillante, limpio y puro con fruta roja y especias. El 40% de racimo entero da un toquecito de raspón que le añade frescura y crujido. Se bebe y se guarda, hasta diez años.
Thymiopoulos Naoussa Alta
De las viñas más altas de Naoussa, este monovarietal de Xinomavro se cosecha a casi 600 metros sobre suelos de granitos y esquistos. Las viñas fueron plantadas hace más de dos décadas, resulta un puño de hierro en guante de seda. Finísimo, fruta roja deliciosa, en boca el vino es fresco, ligero como una bailarina y nos va dejando recuerdos de fruta en sazón. Un vino que nos ha enamorado.
Thymiopoulos Aftorizo
Aftorizo es el vino de finca de Thymiopoulos. Plantado en pie franco en una finca en las montañas de Fytia, en la parte sur de Naoussa. Suelo de pizarra y granito que da sostén al vino. Racimo entero parcial, fermentación con levaduras indígenas, fermentación en barrica grande de 500 litros y de segundo año. Atención a unos taninos de gran calidad, signo inconfundible de Apostolos Thymiopoulos. La madera está ahí, y habrá que esperarlo.
Thymiopoulos Rosé de Xinomavro
Un rosado de Xinomavro, de capa muy baja, casi piel de cebolla, en nariz huele a Xinomavro; esto es, a fruta roja y especias, y en boca tiene casi un alma de blanco con una mineralidad y una salinidad que nos alucinan.
Thymiopoulos Rosé de Xinomavro 2007 – 2013 – …
Unas pocas botellas de un rosado de Xinomavro que envejece. Les vamos a contar un secreto, uno de los vinos favoritos de Apostolos Thymiopoulos es un rosado español que sale al mercado diez años después de la vendimia y que es poco más que un unicornio. Tan pocas botellas se hacen. Pues de ese vino que se admira surge la inspiración por este Rosé madurito que, sin embargo, es aún un chaval.